
Bajo el cielo vibrante de Monterrey y con una energía que aún retumba en los corazones de miles, Olivia Rodrigo firmó una de las actuaciones más memorables en la historia reciente del Festival Tecate Pa’l Norte. La joven cantante estadounidense, ícono generacional y voz de una juventud intensa, cerró la edición 2025 del festival con un show que fue, en una palabra, brutal.
A las 22:40 en punto del domingo 6 de abril, el escenario Tecate Light quedó en penumbras. Una introducción visual anunció el inicio de lo que sería una noche histórica. Olivia emergió entre luces moradas y estrobos plateados, vestida con un body brillante adornado con estoperoles, botas largas y una actitud que gritaba confianza. El rugido del público no se hizo esperar.
La apertura fue con “obsessed”, un golpe directo de adrenalina. Le siguieron “vampire” y “traitor”, himnos que fueron coreados al unísono por una multitud que abarrotó el Parque Fundidora desde temprano. Entre canciones, Olivia alternaba entre el piano y la guitarra, demostrando su capacidad no solo como intérprete, sino como música integral.
Pero más allá de la técnica, fue su conexión con el público lo que elevó la noche. “¡Qué padre, México!”, exclamó sonriente, y bastaron esas pocas palabras para hacer vibrar al auditorio. Compartió entre risas que había probado dulces y bebidas mexicanas durante su estadía, y prometió volver.
La producción fue impecable. Una escenografía minimalista, luces cálidas, un cuerpo de bailarinas que acompañaba con precisión cada movimiento, y una calidad sonora impecable hicieron de su show una experiencia inmersiva. No se trataba solo de un concierto: era un acto de comunión emocional.
Durante tres días, el festival reunió a más de 300 mil personas, con un cartel de lujo encabezado por nombres como Kings of Leon, Charli XCX y Garbage. Sin embargo, fue Olivia Rodrigo quien se llevó la ovación final. Su presentación fue el broche de oro de un fin de semana cargado de música, diversidad y entrega total.
En su primera visita a Monterrey, Olivia no solo conquistó un festival. Conquistó una ciudad entera. Y si algo quedó claro esa noche, es que su estrella apenas comienza a brillar con verdadera intensidad.
